LA VENGANZA
- johnlakelake
- 25 jun
- 2 Min. de lectura
JUEGO DOBLE DE PRESIÓN PSICOLÓGICA

Gustav Möller, director sueco afincado en Dinamarca, debutó en el 2018 con “La culpa”, un thriller policial ambientado en una sola locación en el que un socorrista del 911, recibía una llamada de pedido de ayuda de lo que parecía ser una mujer secuestrada por su ex pareja. La excelente trama y el muy buen manejo de cámara dentro de espacios pequeños contribuyeron al gran éxito del film, que desembocó en un remake de Hollywood, “El culpable” (Antoine Fuqua – 2021) para la plataforma Netflix, con un elenco encabezado por Jake Gyllenhaal. Luego de dirigir algunos episodios para la televisión, llega a las pantallas argentinas su segundo opus, cuyo título original “Vogter” significa guardián.

Eva, protagonizada por Sidse Babett Knudsen, conocida en nuestro país por su rol de la primera ministra dinamarquesa en la serie “Borgen”, es una guardiacárcel que trabaja en uno de los bloques más tranquilos de la penitenciaría, con presos menos problemáticos. Su vínculo con los presidiarios es bastante amistoso, los llama por su nombre de pila, les enseña matemáticas, cocina y hasta los hace participar de clases de yoga. Su transitar tranquilo con el objetivo de rehabilitar a todos aquellos que estén a su alcance, para poder reincorporarse a la sociedad como mejores personas, se derrumba como un castillo de arena al ingresar al penal Mikkel (Sebastian Bull), un condenado por asesinato asignado al pabellón de máxima seguridad. Lo que sigue es un camino sin retorno en el que prevalece la venganza que lleva a la destrucción.

Eva esconde un secreto que no rebela a sus superiores ni a sus colegas, y que ni siquiera el recluso y sus abogados se dan cuenta de la situación anormal superior-subordinado, al pedir ella y ser autorizada por su jefe, su traslado al bloque de Mikkel. A medida que se desanuda la trama, se le presentan las claves al espectador para entender la terrible obsesión de Eva con su custodiado, que derivará en una guerra psicológica de doble vía. En un principio, la carcelera le negará los cigarrillos, le escupirá la comida y se desentenderá de sus pedidos para ir al baño. Luego de una tremenda golpiza que Eva le propina al reo, que termina en la enfermería con la nariz rota y fracturas en el cráneo, los roles se invierten y es Mikkel quien empieza a extorsionarla con la excusa de presentar cargos contra ella que pueden condenarla a prisión. El juego del gato y el ratón aparece en su máxima exponencia.

Möller, no está interesado en mostrar la brutalidad de la policía sino como la angustia, la pérdida y el rencor pueden transformar a una persona, que deja de lado los valores humanos para caer en la corrupción y la falta de moral. El director trabaja muy bien los ambientes claustrofóbicos, y no tiene ningún inconveniente en acercar la cámara en primerísimos planos de los protagonistas que se desafían como un torero con su presa. La ética profesional queda de lado, para dar paso a una animadversión abyecta con consecuencias imprevisibles.

“La venganza” resulta un muy buen thriller psicológico que es bienvenido, ya que el género se encuentra últimamente muy maltratado, cuando no trillado, con enigmas que cualquier consumidor de series de la pantalla chica inmediatamente descubre.
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