LA BÚSQUEDA DE MARTINA
- johnlakelake
- 28 may
- 3 Min. de lectura
LA MEMORIA POR PARTIDA DOBLE

“No hay distinción ente arte y política. El arte es un gesto público y como tal es un gesto político”. Así se manifestaba el director italiano Edoardo de Angelis con motivo del estreno internacional de su film “Comandante” sobre la vida del marino Salvatore Todaro en la apertura del Festival de Venecia del año 2023. El cine, como manifestación artística, no está exento de cierta ideología que tiñe sus enunciados.

Mercedes Morán estuvo últimamente bastante relacionada con los festivales de cine de la ciudad de Mar del Plata. “Sueño Florianópolis” (Ana Katz – 2018), en la que representaba a la esposa de una familia que vacacionaba con sus hijos adolescentes en la ciudad balnearia brasilera, fue el film que abrió la muestra de la 33° edición. En la presentación del evento, que tuvo lugar en Buenos Aires, días antes del comienzo del festival, Morán se hizo presente para cumplir con el legendario José Martínez Suárez, entonces presidente del mayor espectáculo cinematográfico de la Argentina. Ni bien terminaron los discursos se escabulló raudamente, oculta tras unas gafas oscuras, para no participar del ágape, presidido entre otros, por el entonces ministro de cultura Pablo Avelluto del gobierno del presidente Macri, con el cual no comulgaba con las mismas ideas. En la versión del 2023 Morán encabezó el elenco de “Elena sabe”, obra de Anahí Berneri basado en la novela homónima de Claudia Piñeiro. En esa oportunidad, bajo un signo político de su agrado, no tuvo inconveniente en ser retratada junto a otros actores en las escalinatas del teatro Auditórium, rodeando al entonces candidato a presidente Sergio Massa, manifestando su apoyo a la política cultural del gobierno de Alberto Fernández.

Quiso el destino que, en la última edición, en la que los actores argentinos le dieron la espalda al certamen, la ópera prima para la pantalla grande de la brasilera Márcia Faria “La búsqueda de Martina” que la tiene como protagonista, ganara el premio de la Competencia Latinoamericana. La actriz que no estuvo presente por estar en las antípodas con las propuestas del gobierno de Milei, representa a una abuela de Plaza de Mayo, un rol muy afín con su manera de pensar, que procura encontrar a su nieto en Río de Janeiro. Como abuela joven septuagenaria, los números no cierran bien del todo para que entren las tres generaciones, si se parte que el joven al que busca y que nunca aparece en pantalla rondaría los 45 años. En cambio, sus amigas a cargo de Adriana Aizemberg y Cristina Banegas, por la edad, cuajan más como miembros de esa agrupación.

Martina (Moran) es viuda y tiene principio de Alzheimer, vive sola rodeada de carteles, anotaciones en una libreta y audios que le recuerdan horarios, obligaciones y quehaceres. Unas amigas la ayudan en lo que pueden en tanto que una mucama, que la visita diariamente, es el nexo más importante para resolver sus problemas cotidianos. Al recibir la noticia de que su nieto podría estar en los alrededores de Rio de Janeiro se lanza en una búsqueda desesperada con tal de reencontrarlo, ya que el tiempo corre en su contra.

El pasado y el presente se mezclan en sus recuerdos, las imágenes se tornan turbias como su mente. La memoria tiene un doble recorrido, por un lado, las apariciones de su hija y su bebé que tuvo en cautiverio, la presencia del marido en el hogar y todo aquello que no quiere olvidar de su familia, por otro lado, su actual condición mental que no le permite valerse por sí misma en un ciento por ciento. Es una constante lucha para que su historial y su actualidad no sean borradas, no desaparezcan, no queden en el olvido.

La película también habla de la vejez y sus limitaciones, a veces con un toque de humor, con las intervenciones de Aizemberg, que convierte una aventura muy propia de Mrs. Marple la búsqueda en el país vecino. Las distintas capas de la memoria fluyen a través de los silencios y las miradas a la deriva de Martina, las repeticiones de datos para que no se escapen. Morán, en un rol con ciertas connotaciones con su anterior trabajo en “Elena sabe”, brinda su experiencia en un film político que mezcla el drama con el humor.
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