VISIÓN PARCIALIZADA DE LOS MALES TUCUMANOS
La fundación de la ciudad de San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión y su posterior traslado, estuvieron vinculadas a los líquidos y los torrentes. Las aguas del río Ibatín, a orillas del cual Diego de Villarroel fundó la ciudad en 1565, provocaban enfermedades a la población. El asentamiento definitivo en septiembre de 1685 se constituyó cerca del cauce del río Salí en un sitio que era llamado por los españoles La Toma, donde hoy está establecido el casco histórico de la ciudad. Otro motivo del traslado fueron los constantes ataques de los aborígenes que estuvieron muy cerca de destruirla, pero desistieron de sus embestidas al haber visto en el cielo a San Simón y San Judas blandiendo espadas de fuego.
El joven director Pedro Ponce Uda recrea solo con imágenes, los padecimientos de la población tucumana desde la época de los conquistadores hasta nuestros días. En una visión parcializada de los hechos el punto de mira del film está en la Iglesia y los militares, ambos serán los focos de las críticas en los sesenta y un minutos del documental. Desde el principio, se aprecian murales en los que los colonizadores y los sacerdotes están parados mientras que los indígenas permanecen arrodillados a sus pies en un claro signo de sumisión y dominio. Ya en el siglo XX los demonios serán los generales Onganía, Bussi y Videla. Al presidente de facto de la “Revolución Argentina” se le atribuye el desmantelamiento industrial de la provincia al cerrar numerosos ingenios. Al comandante del Operativo Independencia por los secuestros y torturas cuando fue gobernador de facto. Al presidente del “Proceso de Reorganización Nacional” por ser el máximo responsable, debido a su investidura, del Pozo de Vargas y la continuidad de la lucha contra la guerrilla. Reiteradas imágenes acompañan los desplazamientos de los militares mencionados siempre escoltados por altos miembros de la iglesia, a los que se les asigna una cierta connivencia.
En el siglo XXI al no tener ningún militar a mano para echarle la culpa, el conejillo de Indias es el ex presidente Macri, que tuvo la desacertada idea de invitar al devaluado ex rey de España Juan Carlos, a los festejos del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, que se realizaron en la capital tucumana en el año 2016. En este caso, es muy clara la manipulación de las imágenes, ya que presentan primeros planos de las autoridades con caras adustas y de circunstancia que vaya a uno a saber en qué momento de los actos fueron tomadas.
Lamentablemente, el director deja de lado los más de cincuenta años de gobierno peronista que tuvo la provincia, y que también han contribuido a la pobreza, basura y contaminación de las aguas que muestra la película en varios pasajes. De un tiempo a esta parte, solo se viene contando una sola cara de la historia con una mirada parcial y distorsionada de los hechos. Deberá fluir mucha agua por los ríos, más de la que corre en abundancia a lo largo del film, para que se escuchen todas las voces, la madre agua deje de enojarse y se sincere de una vez por todas.
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