UNA CHICA DE ARMAS TOMAR
La “Ndrangheta” es una de las más poderosas organizaciones criminales de Europa que opera en Calabria, en el sur de Italia. El vínculo sanguíneo entre sus miembros la convierte en impenetrable, ya que la cohesión de los participantes evita las filtraciones, los arrepentidos son escasos. En ese contexto se impone el patriarcado en el que el hombre ejerce un rol violento tomando las decisiones importantes, mientras que a las mujeres se les exige fidelidad, obediencia y silencio. En ese mundo, en un pequeño pueblo de calles estrechas se mueve Rosa, una joven rebelde que quiere desafiar los códigos, que carga en sus espaldas el pasado de su madre, una mujer que pagó caro la insubordinación y el desacato a las reglas.
Toda la primera parte de la película se torna intrigante con imágenes fuera de foco, oscuras o veladas por vidrios, puertas o cortinas que propician la ausencia de claridad, no solo de la visión sino también de la trama. La penumbra de la noche sumada a un vestuario en el que predomina el negro aporta un tono lúgubre, funesto, a tono con el desarrollo de las acciones. En la segunda mitad se esclarecen los hechos, cada personaje muestra sus fichas y sus verdaderas intenciones. La venganza es la prioridad de Rosa que luce un coraje y una frialdad propia de los mafiosos, en especial cuando tiene que deshacerse de los parientes más cercanos. Su mirada desafiante expresa odio y desprecio, producto del maltrato al que se ve expuesta y a las continuas provocaciones de los que la rodean. Ella será el factótum de muertes y luchas intestinas dentro de la organización clandestina en la que instalará el caos ante el desconcierto de sus miembros. No le importará juntarse con el enemigo con tal de lograr sus objetivos.
La primera ficción del director Francesco Costabile se basa en un hecho real surgido del libro “Mujeres rebeldes” del periodista Liro Abbate. En realidad, Costabile quiso resumir en Rosa las distintas voces de aquellas mujeres que tuvieron la valentía de romper con los lazos de sangre en dramáticas experiencias de vida. “Una femmina” es una mirada difusa sobre la mafia calabresa, como los recuerdos de la protagonista de la desaparición de la madre (destinada a una tumba perdida sin nombre como castigo), que impacta por la fuerza de sus imágenes como esa suerte de coro griego de mujeres cubiertas con un velo que desfilan por las calles con cánticos en un ritual luctuoso.
Riesgoso y acertado debut para un realizador que había orientado su carrera hacia otras temáticas no tan comprometidas.
Opmerkingen