FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE ISRAELÍ EN ARGENTINA
SERET, el festival de cine israelí más grande del mundo se desarrollará entre el jueves 5 de diciembre y el miércoles 11 en el complejo Cinépolis de Recoleta de Buenos Aires. Será la tercera edición de un festival que en otros países está presente desde hace más de diez años. Para la muestra han sido seleccionadas ocho obras entre documentales y ficciones de la producción más reciente, en un país donde se realizan más de treinta largos por año. La presentación estuvo a cargo de la directora artística del festival, Patty Hochmann, que se explayó sobre los desafíos que debe enfrentar la cinematografía local ante el entorno amenazante actual.
En la función para la prensa se presentó el film “Dicha” (Hemda - 2024) del director Shemi Zarhin. Las primeras imágenes muestran a un matrimonio compuesto por Sassi (Sasson Gabay) de 73 años y su mujer Effie (Assi Levy) unos quince años menor que el marido. Ambos trabajan denodadamente, fabricando en su casa empanadas árabes para distintos locales gastronómicos, mediante la labor como sereno nocturno en una librería y ella como terapeuta para pacientes en una piscina. La llegada de Omri (Maor Levi), un nieto de Sassi de 18 años con las hormonas muy activadas, procedente de Bélgica, desplegará los conflictos que envuelven a la pareja, a su vez de brindar información al espectador sobre vínculos y el pasado. A partir de su presencia se desenvuelve la subtrama de su padre, un viudo, apostador empedernido que tuvo que escapar de Israel y es causa de la ocupación a destajo del padre y su pareja para pagar las deudas que dejó en el juego. Por otro lado, entran en escena otra hija con tres nietos con un marido ausente que también precisa de la ayuda del padre, la ex con la cual no tiene una mala relación y David (Adi Alon) un ex amante de Effie, un joven atractivo y musculoso veinte años más joven que ella. David, un ex combatiente convertido en héroe, por un lado, acecha a Effie como paciente, y, por otra parte, despierta los celos del marido que busca infructuosamente conseguir una cura a su impotencia sexual.
El humor y el drama se conjugan en esta historia familiar en la que prima la lealtad y la confianza mutua. Las diversas problemáticas se intercalan brindando momentos tiernos y otros de tensión, en un reparto en el cual cada uno tiene su rol asignado, unos contribuyendo a la unión y otros al deterioro de las relaciones. Las dudas, los recelos y las frustraciones contrastan con la solidaridad, la camaradería y la buena predisposición.
Filmada antes de lo hechos del 7 de octubre del año pasado en instalaciones que ya no existen debido a los destrozos del conflicto bélico, resulta extraño insertarse en un relato que promueve la bondad y exalta los valores humanos cuando la realidad actual es muy distinta. No obstante, la película se sigue con sumo interés, y sus más de dos horas de metraje no son un obstáculo para mantener la atención en el guión coral que propone el mismo director.
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