LOS ENTRESIJOS DE LA PSIQUIS
Vuelve a las pantallas en copias totalmente remasterizadas “Repulsión”, una de las primeras obras del director polaco Roman Polanski, que junto a “El bebé de Rosemary” (1968) y “El inquilino” (1976) conforman la “Trilogía de los departamentos”. Filmada en Inglaterra, contó con la presencia de la ya consagrada actriz de “Los paraguas de Cherburgo” (Jacques Demi – 1964).
Carol (Catherine Deneuve) es una atractiva manicura extranjera que trabaja en un centro de belleza en Londres. Su conducta es atípica, parece perdida en ensoñaciones que la paralizan en su trabajo hasta que alguna compañera la hace reaccionar. Siente aversión por los hombres, especialmente por el sexo, rechazando cualquier contacto físico con los varones. No ve con buenos ojos a Michael (Ian Hendry), un hombre casado, amante de su hermana Helen (Yvonne Fourneaux) con la que comparte un departamento, al ver que le invade su baño con elementos de aseo personales. Peor aún, los gemidos nocturnos de Helen, mientras mantiene relaciones sexuales, la agobian hasta la desesperación. Por otro lado, rehúye con excusas banales los avances amorosos de Colin (John Fraser), un joven que quedó prendado por su belleza.
Al partir los amantes en un viaje programado a Italia, los traumas de Carol se potencian al quedar sola en el departamento sin el apoyo de la hermana, una especie de salvavidas para todas sus desviaciones. Se encierra en la soledad de la vivienda, como reflejo de las monjas de un convento vecino a las que observa, su desorden interior se transfiere al desquicio en que se convierte su hábitat, donde la comida se pudre, la higiene personal se olvida en medio de un caos acentuado por la penumbra que producen las cortinas corridas. Las obsesiones traumáticas se potencian en medio de alucinaciones surrealistas, como la supuesta violación en su cuarto por parte de un obrero de la construcción, o las grietas que comienzan a surgir en las paredes que son sinónimo de las heridas internas de su psiquis, acentuadas por el incesante tic tac del reloj o las campanadas de la abadía cercana. Abstraída en su mundo, desconectada de lo que la rodea, el derrumbe psicológico marca el camino hacia la locura, cuya neurosis inicial nadie supo percibir con la excepción de la dueña del spa, que ante las constantes preguntas sobre su estado no recibía respuestas claras, solo le sonsacaba vaguedades e incertezas.
El desenlace encuentra a los amantes con lo siniestro, el resultado macabro de una personalidad trastornada mientras los vecinos deambulan por los cuartos con una curiosidad morbosa sin signos de ayudar al prójimo. El plano final con un zoom que se acerca a una vieja fotografía familiar, encuentra a Helen con su mirada clavada en un familiar masculino, como indicio de algún abuso infantil que produjo su represión erótica.
El reestreno de “Repulsión” permite acceder a los espectadores más jóvenes a una de las grandes obras del autor de “Tess” (1979), con una impecable fotografía en blanco y negro que pone un gran marco a esta inquietante mezcla de thriller y terror.
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