MUÑA MUÑA
- johnlakelake
- 13 nov
- 2 Min. de lectura
EL AMOR A PARTIR DE LOS SESENTA

El amor no tiene edades, puede surgir en cualquier momento de la vida, como en el caso de Olga (Liliana Juárez), una enfermera que vive en El Mollar, un hermoso paraje de la provincia de Tucumán rodeado de cerros junto a un lago. La ópera prima de la directora Paula Morel Kristof, presentada en la sección Competencia Internacional del Festival de Mar del Plata, sigue los pasos de esta mujer madura que trabaja en la sala de primeros auxilios de lugar, que vive sola junto a su hijo, que está a punto de emigrar junto a su pareja a Barcelona para continuar sus estudios.

Pero el amor no solo se acerca a Olga, Chiquita, su coqueta amiga (Ana Carina Estrada) siempre en busca de conquistas, tiene su corazón abierto para el romance y aconseja a la protagonista a tomar un té del yuyo que lleva el nombre del film, una suerte de afrodisíaco que despierta el amor. Por otro lado, el doctor (Sergio Prina) que trabaja junto a Olga, está siempre predispuesto, con una sonrisa amable, a rodear con sus brazos a las mujeres que se le aproximan. Por último, el turista francés (Vincent Joel Degelcke), un picaflor casado que ilusiona con su pasión a Olga en intensos encuentros de erotismo.

Olga, que no es precisamente muy agraciada, despierta la libido, explora su cuerpo, comienza a resaltar su físico. La frustración de su vínculo con el francés, algo más joven que ella, no la deprime, al contrario, mejora su autoestima, se abre a los demás. Al igual que en “Mamacruz” (Patricia Ortega – 2023) el deseo reprimido se desata en la tercera edad, aquello que permanecía oculto despierta en el momento menos pensado y por hechos circunstanciales.

Por otra parte, una subtrama se refiere a un dinero prestado, que Olga debe recuperar de su primo, para financiar el viaje de su hijo. Es el costado dramático de un film sencillo, austero, que describe la cotidianeidad de los habitantes de un pueblo de provincia, sin grandes impactos, pero con una gran sinceridad y personajes queribles. Un debut promisorio de Kristof, que se suma a otras valorables obras recientes surgidas de la cinematografía tucumana.




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