La vida de un artista trashumante
La obra de Néstor Zapata trae a la memoria a aquellos artistas de varieté que mostraban sus rudimentarias habilidades en los números vivos que precedían a las funciones cinematográficas hasta mediados de la década del sesenta. Los cines de barrio fueron testimonio de magos, malabaristas, cantantes y prestidigitadores que muchas veces provocaban vergüenza ajena. Faxman (Luis Machín) es un solitario ilusionista e hipnotizador de dudosa eficacia que transita con su Citroën por los pueblos de provincia llevando su arte a mediados del siglo pasado. En una función descubre a Candelaria (Sol Zaragozi), una joven de 17 años que se convertirá en su ayudante, y, por sobre todas las cosas, en su gran amor.
Basada en una novela del propio director, Milagro de otoño apela a los sentimientos y al corazón del espectador. Fantasmas, recuerdos, escenas del pasado, son elementos recurrentes que pueblan la memoria del protagonista. El resultado es un melodrama de corte fantástico narrado de manera clásica que presenta aciertos y errores. Por un lado, se apoya en una muy buena fotografía y una cuidadosa dirección de arte para resaltar los momentos del pasado. Por otra parte, algunos recursos empleados pueden resultar perimidos como el uso de la cámara lenta, la reiteración de escenas para acentuar las evocaciones y cierta gestualidad más propia del cine silente. La banda sonora ocupa un lugar importante, ya que la película privilegia las imágenes a los diálogos. Es esencial y fortalecedora en los momentos de soledad y en las remembranzas. Es invasiva y entorpecedora cuando se sobrepone de manera estridente sobre las palabras.
Zapata intenta rescatar la vida de los artistas itinerantes que llevan su arte a lugares recónditos ante un público escaso pero expectante, dispuesto a disfrutar de unos momentos de magia. También hace referencia al atesoramiento de vivencias imborrables para que siempre permanezcan en algún lugar de la mente. Una película con altibajos que cuenta con la presencia del siempre acertado Mario Alarcón en su rol de narrador, la fotogenia de la debutante Sol Zaragozi y la solidez de Luis Machín.
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