ENCONTRAR SU MUNDO
Una lancha turística se aleja lentamente del embarcadero en el Tigre, una estela se extiende en el río mientras se escucha una voz en off con reflexiones, en la embarcación un adolescente duerme sin atender a las observaciones de la guía, la madre lo despierta cuando llegan a su destino: la isla Martín García. La mujer se reencuentra con Julio (Rafael Ferro) su amante, a cargo del restaurante de la isla, para pasar la temporada de verano junto a él.
El comienzo de la ópera prima de ficción de Aníbal Garisto podría entenderse como un castigo o una tortura para Germán (Ignacio Quesada), el joven artista urbano que acompaña a Carla (Mora Recalde) siguiendo los pasos familiares, ya que en el lugar no encuentra a nadie de su edad con quien compartir momentos de ocio. Sin embargo, Germán, que se expresa a través de la palabra, sus pensamientos y los trazados de su mano, en principio tímido y retraído, comienza a relacionarse con el mozo del local (Martín Lavini), un fumón compinche, la guía local (Yael Gutman) que acompaña a los turistas de fin de semana, un anciano que se dedica al cultivo de plantas y sobre todo con la guardaparque (Thelma Fardín), con la que desarrollará algo más que una amistad.
Los personajes, la hermosa naturaleza del entorno por momentos exuberante en la que resaltan los resplandecientes atardeceres sobre el río, y la fauna, donde abundan los pájaros, resultan una rica fuente de inspiración para los dibujos de Germán. El tiempo libre sobra, los momentos de descanso los matiza con paseos por los senderos, explorar rincones recónditos, la creatividad y la práctica de algún deporte cuando no se refugia en la música de su walkman.
“Martín García” es una película de crecimiento (“coming of age”) donde la sensualidad y la seducción se manejan con suma discreción, también de desamores, de frustraciones y reconciliaciones, en el cual el tiempo no tiene apuro, el lugar en el mundo para el protagonista en el que encontrará su identidad y logrará su madurez. Una comedia romántica distendida que se sigue con agrado.
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