LA POLÍTICA EN CLAVE DE HUMOR NEGRO
Martín Salinas tiene una gran trayectoria como guionista entre cuyos trabajos se destacan el de “Gaby, una historia verdadera” que le valió a Norma Aleandro una nominación para el Oscar a Mejor Actriz de Reparto, la miniserie “Llámame Francisco” con Rodrigo de la Serna en el rol de Bergoglio y la serie Tiempo final”, una creación de los hermanos Borensztein. En sus trabajos incursionó en la política con “Hasta la victoria siempre” (Juan Carlos Desanzo – 1997) sobre la vida del Che Guevara y también en el humor negro en la obra “Nicotina” (Hugo Rodríguez – 2003) protagonizada por Diego Luna. Una vez más vuelve a ponerse detrás de las cámaras en su segundo largo de ficción en una comedia negra con gran contenido político.
La acción parte del caos que se desata cuando el presidente de los Estados Unidos, muy al estilo Donald Trump, envía una serie de tuits explosivos suspendiendo el comercio con China. El rumor difundido por los medios de que fue encontrado en el baño del Salón Oval sobre medicado enviando los mensajes, no hace más que acrecentar la debacle financiera que se desencadena. Méjico, Montevideo y Buenos Aires son las tres capitales en las que se desarrollan los hechos en situaciones límites donde están presentes la sátira y la crítica ácida. En la ciudad azteca los afectados provienen del mundo de las drogas, en la capital uruguaya los encargados de una clínica psiquiátrica se la ven en figurillas con un paciente con desórdenes mentales, en tanto que en la urbe porteña un hombre bomba amenaza a un representante del FMI en un estudio de televisión.
Las historias que saltan de un sitio al otro dejando siempre una pequeña intriga detrás, se desarrollan en ámbitos cerrados, lo que les da una estructura teatral independiente una de la otra. Con un profuso elenco internacional y local, la trama permite el lucimiento de algunos más que otros. En la emisora televisiva Rafael Spregelburd, como funcionario del Fondo, despliega esa soberbia tan característica en sus personajes como en “Finding Sofia” (Nico Casavecchia – 2016) o en “Cetáceos” (Florencia Percia – 2017) que siempre tiene a flor de labios una frase mordaz que saca de quicio a los que los rodean, en este caso a Luis Ziembrowski, el científico devenido en extremista. En Uruguay es Verónica Llinás con su gestualidad y sus respuestas acompañadas de un rostro ingenuo la que sobresale en un grupo compacto de muy buenos intérpretes. En el departamento mejicano es Alfonso Dosal el que lleva el mayor peso actoral por su despliegue y los cambios de semblante ante las distintas situaciones que debe enfrentar.
Salinas eligió el grotesco para resaltar el absurdo que impregna el comportamiento y las decisiones de los líderes políticos en un mundo globalizado, una realidad muy actual que nos afecta a todos. Lo hace con buenas armas, con recursos honestos como el humor, un gran paliativo muy necesario ante un futuro incierto.
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