LA NOUVELLE VAGUE Y UN MANIFIESTO SOBRE EL OCASO DEL MAYO FRANCÉS DE 1968
Se vuelve a presentar en Buenos Aires en versión remasterizada “La mamá y la puta” del director Jean Eustache que obtuvo el Gran Premio del Jurado, segundo en importancia, en el Festival de Cannes de 1973. Prohibido en su momento, recién llegó a las pantallas locales en el 2001, y más tarde en el BAFICI del 2009 dentro del Foco que se dedicó al realizador. Está protagonizada por Jean-Pierre Léaud, el álter ego de François Truffaut en la serie de películas en la que personificó a Antoine Doinel, la fallecida Bernardette Lafont y Françoise Lebrun, recientemente vista en el Festival de Mar del Plata en “El libro de las soluciones” (Michel Gondry – 2023) junto a Pierre Niney.
Alexandre (Léaud) es un joven burgués cínico y egoísta que vive en París. Se encuentra en una fase nihilista de su existencia: no estudia, no trabaja y apenas se interesa por los libros o por la música. Lo único que le interesa son las mujeres y, además, vive a su costa. Poco a poco, va formando con Marie (Lafont) algo mayor que él y Veronique (Lebrun) una enfermera más joven, a pesar de la inicial resistencia de ambas, un atípico menage à trois, que, para él, es absolutamente satisfactorio porque representa un equilibrio entre lo sexual, lo maternal y lo material.
La nouvelle vague se hace presente, no solo desde el aporte financiero de Jean-Luc Godard, sino también a través de la paleta en blanco y negro elegida para sus imágenes, el paisaje urbano con sus calles, cafés y el paseo junto al río, la presencia de los medios (en ese caso los diarios) como medio de información, el tono cuasi documental de algunas escenas. Más allá de la estética, la obra es un manifiesto sobre la desilusión por el fracaso del movimiento de mayo del 68 francés, tantos ideales de cambios radicales que quedaron en promesas, esfumados con el paso del tiempo. “Estás tranquila. Crees que te rehaces cuando lo cierto es que te habitúas a la mediocridad. Con cada crisis, hay que olvidarlo todo rápidamente…como Francia después de mayo del 68. Tú te rehaces como Francia después de mayo” le dice Alexandre a su ex novia en esa verborragia casi vomitiva que expone el protagonista a lo largo de toda la película.
A lo largo de las más de tres horas y media de duración se suceden las referencias cinéfilas, musicales y literarias (Borges incluido) en los numerosos diálogos que se sostienen en los cafés y en el pequeño departamento que comparten los protagonistas. La cámara encierra a los actores con tomas cercanas en las que predominan los extensos planos fijos, matizados con otros planos secuencia en las caminatas.
“La madre y la puta” no es un film para todo público, sí indispensable para cinéfilos y estudiosos, que dejará en la retina del espectador ese monólogo final a cámara de Françoise Lebrun, agonizante, emotivo, que dio paso al cortometraje “EA2” (Vincent Dieutre – 2008), en el que se recrea el texto a modo de homenaje.
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