Mirada fragmentaria sobre un intercambio epistolar
El primer largo de Cinthia V. Rajschmir se centra en el intercambio epistolar entre el escritor argentino Julio Cortázar y el director de cine Manuel Antín en la primera mitad de la década del sesenta. El eje del documental es Antín, un realizador que se lo encasilló dentro de aquel movimiento renovador que se denominó Generación del 60, pese a su rechazo explícito a ese agrupamiento. Se consideraba un “autor” y como tal, defendió su independencia creativa. Su obra hermética y distante exploraba la psicología de los personajes con marcado énfasis en las cuestiones metafísicas, lo cual provocó el rechazo del público y la crítica, ya sea por incomprensión en el primer caso, y por parafrasear a ciertos directores europeos de aquella época en el segundo. El uso de una narración disonante que quiebra la causalidad junto a una puesta en escena con predominio de cortes abruptos y secuencias largas que privilegian la experimentación, lo alejaba de una audiencia más acostumbrada a un modelo clásico de relato mucho más tradicional.
Julio Cortázar quiso ser director de cine, Manuel Antín quiso ser escritor. El vínculo tuvo como fruto tres películas con colaboraciones dispares. El realizador de Don Segundo Sombra (1969) tuvo la particularidad de ser el único en centrar su obra en un escritor, en la que se destacó el predominio del punto de vista del cineasta. La cifra impar (1961) basada en “Cartas de mamá” fue el primer trabajo en conjunto en el que Antín utilizó una elaborada estructura de flashbacks para traducir la complicada narrativa del cuento. Se conocieron durante la filmación en París y el escritor quedó muy satisfecho con el trabajo final. En Circe (1963), Cortázar se involucró directamente en el guión, una tarea que le resultó fascinante y que le causó mucho placer, amén de consumir muchos cigarrillos y ron cubano, según declaraciones que realizó en referencia a su nueva experiencia. Lo que comenzó con un “estimado señor” tuvo su quiebre con Intimidad de los parques (1964) que combina dos cuentos “Continuidad de los parques” y “El ídolo de las cícladas”. Cortázar no estuvo de acuerdo con la fusión de los cuentos ni con la transposición en Machu Pichu entre otras cosas. En este caso, no funcionó la transformación en indagación psicológica de lo fantástico de las obras del autor de “Bestiario”. El resultado fue una obra abstrusa y hermética que provocó un nuevo desencuentro entre el público y el realizador.
Rajschmir combina dibujos, reportajes a cámara de Antín, Graciela Borges detrás de unos anteojos oscuros, Dora Baret, Ricardo Aronovich y Ponchi Morpurgo, junto a fragmentos de las películas mencionadas y de Los venerables todos (1962) basada en una novela inédita del director. Cortázar solo aparece a través de su voz registrada en un magnetófono y por medio de fotografías, no tiene derecho a réplica, no puede confirmar ni refutar ciertas expresiones de Antín que siembran dudas. Una cara de la moneda es fuerte con reportajes actuales, una cierta complacencia con las afirmaciones que se exteriorizan, la otra, la del escritor, es más débil, son solo recuerdos a través de las cartas y las grabaciones.
En definitiva, la película que presenta una narrativa muy fluida que se sigue con agrado, es un disparador para la lectura de las cartas de Cortázar como así también para revisar la filmografía del director.
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