40 Festival de Mar del Plata
- johnlakelake
- hace 5 días
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COMPETENCIA LATINOAMERICANA

Luego de una ceremonia de inauguración muy concurrida en el teatro Auditorium, en la cual se homenajeó a Marilina Ross por su trayectoria cinematográfica y se presentó el film de apertura “El beso de la mujer araña” dirigido por Bill Condon, presente en la sala, el viernes 7 comenzó a pleno el festival con muchas de sus secciones. Entre ellas se destaca la Competencia Latinoamericana por la calidad de las obras que concursarán.

Abrió el ruedo “El corazón del lobo” del prestigioso director peruano Francisco J. Lombardi, autor de “Pantaleón y las visitadoras” (1999) y “La ciudad y los perros” (1985). El film obra como contrapunto de su anterior película “La boca del lobo” (1988) ya que en ambas se sumerge en el grupo subversivo Sendero Luminoso, de orientación maoísta, que asoló al Perú durante veinte años a fines del siglo pasado. Primero lo hizo desde el punto de vista de los militares, ahora desde los guerrilleros, al narrar la historia real de Aquiles, un niño asháninka de diez años que fue captado por los revolucionarios y separado de sus familiares. El paso de la niñez, adolescencia y la etapa adulta permite analizar las rígidas estructuras de mando, los privilegios de los superiores, la drástica aplicación de la ley de la selva y los excesos e injusticias del grupo faccioso. Basada en el libro “El miedo del lobo” (2021) de Carlos Enrique Freyre, Lombardi ofrece una mirada contenida, sin acentuar el horror de algunas imágenes, privilegiando una selva bien fotografiada que alimenta, protege, oculta y sirve como vía de escape. Una obra moderada y a la vez rigurosa que habla sobre las consecuencias éticas de un joven obligado a convivir con la muerte y de las responsabilidades cruzadas de los dos bandos, narrada de forma clara y acertada. Un muy buen presagio de la oferta latinoamericana.

El mejicano Michel Franco vuelve al cine fuertemente erótico, en que los cuerpos toman un lugar preponderante como en “Daniel y Ana” (2009), vista en el 24° Festival de Mar del Plata. Una vez más recurre a Jessica Chastain como protagonista, al igual que en su film anterior “Memoria” (2023). En “Dreams” Jennifer (Chastain) es una norteamericana de San Francisco, de clase alta a cargo de una fundación que privilegia las artes. Como contrapartida, Fernando, a cargo de la reconocida “étoile” Isaac Hernández, visto en la miniserie “Alguien tiene que morir” (2020), es un joven y atlético bailarín mejicano que emigra ilegalmente al país del norte, con el fin de lograr un puesto destacado en el ballet de la ciudad del Golden Gate. Ambos se conocieron en Méjico y mantienen un romance tórrido, en que los cuerpos toman protagonismo ya sea en la danza como en los encuentros amorosos, en los cuales no faltan las escenas de sometimiento y dominación. La situación ilegal de él choca con los esquemas de la alta sociedad en los que se maneja Jessica, la cual no se atreve a presentarlo a sus allegados como su pareja. Los roces y las rispideces florecen entre ambos para dar pie a idas y venidas, en el que el tema de la inmigración se hace más presente en la segunda mitad. “Dreams” resulta un ejercicio de poder híbrido, desangelado, con actuaciones frías demasiado estructuradas, que no llegan a convencer. El interés está en la incógnita del final, en los lujosos ambientes en que se desarrolla la acción y en el magnetismo de la danza.

“Malecón”, el film que presentó Cuba, es la ópera prima del director español Carlos Larrazábal, luego de trabajar en varios cortos como director de fotografía, tanto en su país natal como en los Estados Unidos. La trama que comienza como un melodrama, un hijastro adolescente que mata a su padrastro en el preciso instante en que éste estrangula a su madre, vira hacia el cine social con epicentro en la amistad. Elvis, el protagonista, luego de purgar una pena de diez años, regresa para encontrarse con sus dos amigos: Martín un joven gay que trabaja en un bar; Yuli, el amor de su infancia que ahora está casada y goza de una respetable posición económica. A partir del encuentro la historia se adentra en el submundo de la prostitución, el dinero fácil y el tan mentado tema de la emigración, que en este caso tiene un final parecido al de Christian Petzold en “Bárbara” (2012). Una historia humana, bien llevada, en la que los tres jóvenes conforman una suerte de familia sin lazos sanguíneos, en un entorno precario, donde la violencia y el servilismo son las herramientas para subsistir.

“Rey del ring” reúne a dos actores taquilleros trasandinos. Por un lado, Marco Zaror, especialista en artes marciales y protagonista de films de acción, muy famoso en Chile, y, por otro lado, Benjamín Vicuña, muy exitoso a ambos lados de la cordillera. La historia del boxeador chileno Arturo Godoy, el único que llegó a protagonizar una pelea por el título mundial de los pesados, allá en el año 1940 frente a Joe Louis, es tratada por el director Rodrigo Sepúlveda, con un tono ligero de comedia que por momentos roza la parodia, muy alejado de los dramas densos y oscuros de púgiles populares. Tal vez su costado de bailarín, llegó a participar en una de la serie de películas de Hollywood protagonizadas por James Gleason en el personaje de Joe Higgins, y su carácter bonachón, indujeron a Sepúlveda a elegir ese tono que no le sienta bien a la realización. La banda sonora tampoco ayuda con un piano que remarca las emociones, sumado a una serie de situaciones inverosímiles que desperdician un gran esfuerzo productivo. Los actores tampoco aportan, Zandor luce frío y sin carisma, Vicuña ventajero y con un exceso de simpatía que no lo benefician, en tanto que la oriental Fiorella Bottaioli, vista en “La uruguaya”, no empatiza con ninguno de los dos protagonistas masculinos. Una decepción.



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