PARTIÓ DE MÍ UN BARCO LLEVÁNDOME
Visión argentina de las "mujeres de confort"
El drama de más de 200.000 mujeres coreanas que fueron llevadas engañadas a Japón para ser utilizadas como esclavas sexuales durante la Segunda Guerra Mundial ha sido abarcado por el cine coreano desde que el tema salió a la luz. A saber: la trilogía documental de la directora coreana Young Joo-Byun realizada en la década del 90 y dos obras del director Cho Jung-Rae: la ficción “Spirits Homecoming” (2016) y el documental “Spirits’ Homecoming, Unfinished Story” (2017). La directora argentina Cecilia Kang, de raíces orientales, vuelve a incurrir en este tema que por lo reiterativo se está convirtiendo en una suerte de subgénero.
Debido al contacto que tuvo Kang hace diez años con una sobreviviente de aquel calvario, al quedar muy impactada por su relato, decidió realizar la obra que ahora se presenta.
Para ello realizó un casting entre jóvenes de la colectividad coreana en nuestro país, para que representen a las víctimas conocidas mundialmente como “mujeres de Confort”; se basó además en un texto escrito por una de ellas. La película intenta hacer un paralelismo entre el padecimiento a que fueron sometidas aquellas coreanas y el hostigamiento que soportan algunas mujeres en la actualidad debido a la violencia de género. La madre de la protagonista relata los castigos físicos e insultos que recibió de su marido ni bien se casó, al que no quiso delatar para no pasar vergüenza ante su comunidad.
El movimiento “Me Too” se hace presente una vez más en el celuloide para reivindicar al género femenino con predominio de roles, mientras que los hombres cubren papeles secundarios con imágenes negativas. El resultado es un filme aburrido que solo cobra un poco de vuelo cuando la protagonista (Melanie Chong) se traslada a Corea y recorre museos mientras recibe explicaciones del holocausto vivido por las esclavas del sexo. El resto es un deambular turístico por Seúl con imágenes dignas de los videos que suelen pasar en los casamientos con el infaltable Karaoke. Los tiempos se estiran de manera interminable para llegar a un largometraje, mientras el espectador se pregunta si entre las 5000 películas que se presentaron para participar de la muestra, de cuyo número se vanaglorian los directores del festival, no hubo algún producto más digno de ser seleccionado que el exhibido en el Auditorium.
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