NO VOY A PEDIRE A NADIE QUE ME CREA
UNA PELÍCULA DEMASIADO ACELERADA
El escritor mejicano nacido en Guadalajara, Juan Pablo Villalobos, publicó “No voy a pedirle a nadie que me crea” que recibió el Premio Herralde de Novela 2016, una crítica a la sociedad de su país desde el punto de vista del humor. Juan Pablo (Darío Yazbek Bernal, medio hermano de Gael García Bernal) es un estudiante de letras que debe realizar una maestría sobre el uso del humor en la literatura latinoamericana en la universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ciudad a la que partirá junto con su novia Valentina (Natalia Solian). Previo a la partida decide visitar a sus padres en Guadalajara donde se topa con su primo que tiene un presente complicado por negocios turbios y es asesinado por sicarios de un cártel delante suyo. A partir de ese momento, la vida de Juan Pablo se verá regida por los narcos, un pakistaní exiliado, un prominente político español de derecha y los “mossos d’esquadra” catalanes.
La transcripción que hace el director Fernando Frías de la Parra de la novela, en la cual se utilizan distintas voces, e-mails, cartas póstumas, diarios personales y diálogos directos para su narrativa, tiene como resultado un ritmo demasiado acelerado con profusión de diálogos y personajes que confunden y complican al espectador. Sin ir más lejos, la parodia, el absurdo y los múltiples enredos que propone “LaRoy” (Shane Atkinson – 2023), vista en el día de ayer en la misma sección, son ofrecidos de manera clara, entendible, con las pausas necesarias pese a los complicados vericuetos y participantes de la trama. En la obra de Frías el devenir vertiginoso y alocado de las acciones y las imágenes, poco contribuyen a esclarecer y sentir lo que viven los personajes.
Una Barcelona gris, de barrios periféricos, poco agraciada, pone el marco a una película que combina distintos géneros de manera desangelada y por la que desfilan algunos grandes actores como el argentino Juan Minujín y la española Ana Castillo.
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