UN POLVO DESAFORTUNADO O PORNO LOCO
Un muestrario de la Rumania actual
Radu Jude es un asiduo participante del Festival de Mar del Plata en los últimos años. Su presentación fue por la puerta grande en la Competencia Internacional del año 2016, una de las de más alto nivel del último decenio. Participó con Corazones cicatrizados (2016), un excelente retrato del novelista Max Blecher que transcurre en 1937, con ciertas reminiscencias a “La montaña mágica” de Thomas Mann. Su película fue de lo más destacado junto a la ganadora del Oscar, Luz de luna (Barry Jenkins 2016), y Aquarius (Kleber Mendonça Filho – 2016), en una sección que tuvo brillo propio y que será difícil de igualar.
Su cine está muy vinculado a la historia de su país en cuanto a los padecimientos de su población durante los últimos tres siglos. Aferim! (2015) es un retrato de los gitanos en el siglo XIX, No me importa ser bárbaro (2018) es la reconstrucción histórica de una limpieza étnica llevada a cabo por el ejército rumano en el año 1941 y el impactante ensayo documental The Exit of Trains es una pormenorizada reseña de la masacre contra los judíos en la ciudad de Iasi. Un polvo desafortunado o porno loco, ganadora del Oso de Oro en el reciente Festival de Berlín y participante en la Competencia Estados Alterados de la presente muestra, es una crítica a la sociedad rumana durante la pandemia.
La película se divide en tres partes con un prólogo y un epílogo. El comienzo es sensacionalista con un extenso video porno casero que puede ser el gran obstáculo para su estreno en los Estados Unidos. La primera sección que se titula “Calle de un solo sentido”, muestra a Emilia, una maestra de escuela secundaria partícipe del video que, al subirlo a un sitio para adultos, por un error se difunde en las redes. Este segmento es un largo deambular de la protagonista por las calles de Bucarest durante el cual, Jude detiene su cámara en edificios derruidos de la ciudad, en grandes marquesinas que la afean, en el comportamiento machista de sus habitantes y en la irrespetuosidad hacia el peatón por parte de los conductores.
La segunda, llamada “Diccionario de breves anécdotas, signos y maravillas”, rompe los esquemas narrativos ya que es un mosaico de pequeños sucesos, un muestrario de injusticias con cuestionamientos a los políticos, los militares, la Iglesia y al ciudadano común. No falta la ironía, al recrear el baile de la pandemia, una ronda con distanciamiento, mantenido con palos que los participantes sostienen en sus puntas. La última, “Praxis e insinuaciones (comedia de situación)”, retoma la crónica de la primera parte, al confrontar a la profesora con los padres de los alumnos en una suerte de “juicio” para decidir si la docente seguirá o no al frente de la institución. Es este segmento aparecen las distintas posturas de la actual sociedad rumana: el racismo, el esnobismo, el represor, lo políticamente correcto. La reunión se desvía del tema por lo cual fue convocada, se desbanda, surgen la agresión y el antisemitismo. El epílogo propone tres finales posibles.
La visión del director de la actualidad rumana es atrevida, realista y cruel. No se amilana, no se detiene ante nada, es una topadora que arrasa con todos los tópicos urticantes. La grosería, la irrespetuosidad, el insulto vociferado, prototipo de la conducta de sus coterráneos, son mostrados con total desenfado. El film, nada convencional, es un collage de sensaciones como las que vive la protagonista en su recorrido lleno de obstáculos, que puede desacomodar al espectador no acostumbrado a los desafíos de Jude.
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