MANTENER LAS APARIENCIAS
Vuelve a la pantalla el popular cuento cuya versión más conocida es la del francés Charles Perrault en una interpretación “aggiornada”, más acorde con las modas y tendencias actuales. El marco, al tratarse de una película nórdica, es un paisaje frío y nevado saturado de blancos donde no abunda el sol. La protagonista, la estrella pop Astrid S, mantiene las características de la Cenicienta: es bondadosa, humilde, protectora de la naturaleza, amiga de los animales, muy temerosa de su madrastra, pero en su interior fluye un espíritu indómito y combativo propio de una valquiria. El personaje del príncipe parece tener su fuente de inspiración en el Sigfrido de “El Lago de los cisnes”, va de cacería en cacería con sus amigos portando su ballesta por el bosque donde queda prendado de una bella doncella. Al igual que en el ballet, es acuciado (en este caso por el padre) para que elija una esposa en el baile real, mientras pasea su melancolía por no poder casarse por amor. La madrastra, en tanto, sigue los moldes prestablecidos añadiendo a sus dotes malvadas un toque asesino. La hermanastra (el guión presenta una sola) es manipulada como un títere por su madre perversa. Sobre el final mostrará su verdadera personalidad al aceptar el convite de un minusválido.
A las variantes ya mencionadas se agregan las pinceladas de género con una pareja homosexual entre los amigos del príncipe y el travestido de la Cenicienta devenida en un bello cazador, que deja confundido al príncipe, al igual que Mirtha Legrand en “Vidalita” (Luis Saslavsky – 1949) cuando vestida de gaucho dejaba prendado al militar que representaba Fernando Lamas.
La obra de la directora y actriz Cecilie A. Mosli trae aparejado un mensaje subyacente sobre la rotura de las cadenas que atan a un determinado tipo de sometimiento, la independencia femenina, la aceptación de vínculos amorosos más acordes con los valores actuales. Por otro lado, pone en contraste la generación de los adultos que a toda costa se aferran a las viejas costumbres y a mantener las apariencias contra la voluntad de los jóvenes de espíritu libre, no tan predispuestos a seguir los pasos y órdenes de sus tutores.
"Tres deseos para Cenicienta" es una obra que se ve con agrado, una refrescante relectura del cuento, alejado de la factoría de Disney, muy apropiado para esta época del año, parra contrarrestar la abundancia de cuentos navideños insulsos y repetitivos que proliferan en las plataformas.
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