FANNY CAMINA - LA PELÍCULA DEL NOVELISTA - CON AMOR Y DETERMINACIÓN
Alfredo Arias, el famoso director teatral, se acerca al cine junto a Ignacio Masllorens para retratar la vida de la actriz argentina Fanny Navarro. Para ello se rodea de un prestigioso elenco con experiencia en las tablas donde sobresalen la protagonista Alejandra Radano y Marta Lubos como la madre. El fuerte compromiso partidista con el peronismo de la primera época, debido a su romance con Juan Duarte y su gran amistad con su hermana que la ubicó como presidenta del Ateneo Cultural Eva Perón, la llevaron al ostracismo con la caída del gobierno y la posterior Revolución Libertadora. Cerca del final, falleció en 1971 a los 51 años, se presentó en el programa de Mirtha Legrand donde manifestó en un tono dramático: “No me llaman” en referencia a la falta de propuestas laborales debido a su pasado conflictivo. Arias impone su impronta teatral con un estilo vintage sumado al blanco y negro para la reencarnación de la actriz en el presente, para reencontrase con personajes del pasado, mientras recorre una Buenos Aires desconocida para ella, donde los palacios cinematográficos ya no existen. Un personaje trágico que le permite al director reflexionar sobre los fanatismos, las persecuciones políticas, los chivos expiatorios a través de un fantasma que trae a la luz recuerdos de una artista que murió en el olvido. Una propuesta distinta, llena de aciertos, como el uso del noticiero Sucesos Argentinos, que participa en la Competencia Internacional.
Una cola interminable sobre la calle Lavalle a las tres de la tarde en un día de semana para ver la nueva propuesta de Hong Sang Soo, un director que tiene muchos fanáticos en nuestro país. La película de la novelista (The Novelist’s Film) su última realización, es una reiteración de su obra con sus personajes, la cotidianeidad de las situaciones, apenas con pequeñas variaciones donde parecería ser que los intérpretes saltan de una cinta a otra sin tener en cuenta el título de la película en cuestión. El inicio es una reiteración de las escenas a las que nos tiene acostumbrados el director coreano: dos mujeres sentadas enfrentadas en una mesa mantienen una conversación en un plano fijo que solo se altera con la utilización del zoom. La excusa para esta sucesión de charlas alrededor de una mesa es el viaje de una novelista con el propósito de visitar la librería de una colega, para luego cruzarse con un director de cine, su esposa y más tarde con una actriz y su sobrino. Como siempre, el espacio cobra protagonismo con los objetos, los detalles que rodean cada uno de los encuentros ya sean ventanas, el paisaje o la vegetación como catalizadores de las emociones expresadas y reprimidas de los personajes. O bien situaciones mínimas (la niña que observa a las protagonistas en el restaurante desde la calle) que pueden tener alguna connotación especial. Son cuadros de cotidianeidad llenos de diálogos aparentemente banales con su característico estilo naturalista que prescinde por completo del artificio. Las mujeres siguen siendo su centro de atención, intelectuales, de clase acomodada, son las que llevan el hilo conductor y otorgan el título a sus obras. La película de la novelista es una muestra más del estilo del director que dejará satisfecho a sus seguidores.
Claire Denis retorna al BAFICI, un festival que siempre la ha acogido con los brazos abiertos, donde se han estrenado muchas de sus películas y que la tuvo como invitada especial en la undécima edición. Con amor y determinación, su nuevo opus, al igual que en muchas de sus realizaciones, es un diagrama de cuerpos y deseos, lugares y parajes, confrontaciones y evasiones, cosas dichas y cosas no dichas. Sara (Juliette Binoche) vive con Jean (Vincent Lindon) desde hace diez años, un ex convicto que depende bastante de ella, al que conoció a través de su anterior pareja, François (Grégoire Colin). Un vínculo que no terminó de cerrarse completamente y al que se le puede aplicar el antiguo refrán: ”Donde hubo fuego cenizas quedan”. El reencuentro con su antiguo amor desatará la pasión, los enfrentamientos, las mentiras y las dudas. El dúo Binoche-Lindon, en un verdadero “tour de force”, se destaca en varias escenas por su entrega y esfuerzo sobre todo en las tremendas discusiones a viva voz. No podía estar ausente en un film de Denis el sexo y el amor al cual Binoche ofrece su cuerpo sin tapujos. También está presente la diversidad racial, debido a las raíces y formación cultural de la directora, en este caso a través de Marcus (Issa Perica), el hijo adolescente de Jean que se rebela frente al padre. Una película de contrastes en el que el triángulo amoroso se sustenta por las grandes actuaciones más que por el guión.
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