UN ÁNGEL NAVIDEÑO
La ópera prima de Gilles Legardinier, autor también del guión, está basada en un best seller de su autoría que vendió más un millón de ejemplares y se publicó en 17 idiomas. Con Mr. Blake, cuyo título original “Complètement cramé” significa: completamente quemado, el espectador puede tomar dos caminos, o bien se deja llevar por la comedia con todos los clichés posibles del género que el director no evita, o bien si se pone más analítico, podrá realizar una enumeración de situaciones ridículas incluida la premisa de la que se parte.
Blake (John Malkovich), el del título, es un empresario inglés que enviudó hace poco luego de cuarenta años de matrimonio. Para evocar a su difunta esposa, decide viajar a un castillo de la Bretaña francesa donde la conoció para revivir aquellos momentos. Por una serie de mal entendidos acepta permanecer en el lugar trabajando como mayordomo, bajo las órdenes de la ama de llaves Odile (Émilie Dequenne), para atender a la propietaria (Fanny Ardant), una viuda que vive en soledad en un inmueble venido a menos y lleno de deudas.
De a poco el protagonista se irá relacionando con todos estos personajes, fríos y distantes al comienzo, al que se le agrega el jardinero Magnier (Philippe Bas) que lo recibe a punta de fusil. Son seres solitarios, con aspiraciones frustradas y deseos incumplidos a los que Blake les da su apoyo con su palabra, con su presencia optimista y con sus habilidades empresariales. Son los mejores momentos de la película, donde la comedia se da un respiro dando lugar al drama personal de cada uno, es cuando mejor funciona y brota una fuerte conexión del espectador con lo que está sucediendo en la ficción. Ello se debe en gran parte a la presencia de Malkovich, alejado de los roles serios o trágicos a los que nos tiene acostumbrados, con una simpática y suave pronunciación del francés. A él se suma la experimentada Fanny Ardant y la joven Dequenne recordada por su actuación en “Las cosas que decimos, las cosas que hacemos” (Emmanuel Mouret – 2020).
Blake es como un ángel para los que lo rodean, todos están agradecidos por su intervención cuasi celestial para solucionar sus problemas de índole amorosa o económica, para encontrar sonrisas y alivios en torno a la mesa navideña. La obra de Legardinier se puede disfrutar o se la puede desechar, todo depende con qué ojo se la mire.
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