CELOS PROFESIONALES EN EL ÁMBITO FAMILIAR
“Pie de página”, film del norteamericano Joseph Cedar del año 2011 que quedó entre las cinco finalistas al Oscar a la Mejor Película Extranjera, relataba la competencia entre un padre y su hijo para ser el ganador de un premio por los estudios en profundidad del Talmud. La nueva obra de Bruno Chiche, cinco años después de su último trabajo “Uno en el otro”, retoma la temática de la rivalidad paterno filial de la realización de Cedar, pero en las altas esferas de la música académica.
La familia Dumar está marcada por el oficio de director de orquesta que se transmite de padres a hijos. François (Pierre Arditi), el patriarca, vive rodeado de sus antiguos laureles. Los discos de oro, los afiches de sus conciertos y los trofeos que tapizan su estudio no hacen más que alimentar su ego. Denis (Yvan Attal), el hijo, es la estrella actual de la familia que viene de ganar el premio “Victoire” a la música clásica, es el futuro, el que seguirá el camino marcado por el padre. Ambos tienen una asignatura pendiente: dirigir en La Scala de Milán. Cuando François es convocado por error en vez de su hijo para hacerse cargo de la orquesta del famoso teatro italiano por un año, se incrementan los celos profesionales ya existentes entre ambos y la ruptura del débil vínculo que los une parece irremediable.
Las relaciones parentales, las diferencias generacionales y las disputas que emanan de una profesión muy competitiva son el vehículo de la trama que se centra en los dos protagonistas, cuyos encuentros producen chispas, frases agraviantes y duras confesiones. En el medio se encuentran los personajes femeninos, algo desdibujados, que debieron tener una mayor consideración por parte del director ya que presentaban ricas aristas. Hélène, la excelente Miou Miou en el rol de esposa de François, es la mediadora que trata de conciliar para no dañar el orgullo del marido y acercar al hijo al hogar. Jeanne (Pascale Arbillot), la ex mujer de Denis, es la actual manager del director, una cuña molesta pero necesaria para promover la carrera de su ex. Virginie (Caroline Anglade) es la nueva pareja de Denis, tal vez el personaje más rico entre las mujeres y poco explotado. La amante es una violinista de la orquesta hipoacúsica a la cual Denis la exige extremadamente para posicionarla como primera violinista de la orquesta. Por un lado, sus limitaciones auditivas son una barrera ante las exigencias a las que se ve sometida (escena de la grabación en estudios) y, por otra parte, surge la figura de la rival, la violinista estrella representada por la italiana Caterina Murino, figura indiscutible de La Scala. Es una lástima que no se haya profundizado más en esta interesante subtrama.
“Maestro(s)” trae a la memoria la excelente “Sonata otoñal” (Ingmar Bergman – 1978) en la que afloraban los resentimientos entre una madre y una hija y la falta de aceptación. Chiche en vez de seguir el camino duro y penoso del director sueco, elige un enfoque menos doloroso en el cual tienen cabida el perdón y la reconciliación. Las buenas actuaciones de los protagonistas, las magníficas composiciones musicales que acompañan la banda sonora y la corta duración del film hacen llevadera la visión de una obra en la que el director no supo aprovechar el rico material que tenía en sus manos.
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