RAMPLING EN TODO SU ESPLENDOR
Con bastante retraso (tres años) llega la ópera prima del director neozelandés Matthew J. Seville a las pantallas argentinas, que tiene como protagonista a la prestigiosa actriz británica Charlotte Rampling. Ella es Ruth, una mujer madura de fuerte personalidad y bebedora empedernida que llega a Nueva Zelanda procedente de Inglaterra por decisión de su hijo (Marton Csokas) para recuperarse de una pierna rota que la tiene postrada en una silla de ruedas. No viene sola, la acompaña la devota enfermera Sarah (Edith Poor) para supervisar los múltiples cuidados que requiere la paciente. En la granja del hijo tomará contacto por primera vez con su nieto Sam (George Ferrier), un adolescente problemático, rebelde, de luto por la muerte de su madre hace unos meses, que fue expulsado del internado por desafiar a las autoridades y compañeros con actos violentos.
La obra autobiográfica, que relata vivencias del director en su adolescencia, es una obra de cámara que se centra en la relación entre la abuela y el nieto. El neozelandés Csokas, un actor internacional que fue dirigido por Ridley Scott, Antoine Fuqua, Tim Burton y Peter Jackson entre otros, solo tiene presencia al principio y al final, en el resto del film es solo una voz en el teléfono, ya que debe tramitar la herencia de la esposa en Gran Bretaña.
El inicio del vínculo entre Ruth y Sam no es nada prometedor, ya que el menor lo que menos quiere es ser cuidador, ni siquiera a tiempo parcial de una anciana a la que rechaza y ve como una intrusa en su vida. Pone cara de repugnancia al verse obligado a asistirla en tareas íntimas y le prepara con desgano las jarras de ginebra con limón que bebe como el agua. Las agresiones físicas por parte de ella y las psicológicas por parte del joven no tardan en aparecer, un contrapunto de desafíos y retos para demostrar quien detenta el poder. Entre ambos se interpone la enfermera, en el rol de mediadora para recomponer las relaciones, que a su vez intenta convertir a su paciente a la religión con escaso éxito. De a poco los dos personajes comienzan a acercarse, a conocer algo de sus vidas, compartir momentos juntos, descubren que tienen más puntos en común de lo que pensaban, manifiestan muestras de cariño, algo hasta hace poco impensable de una mujer llena de ira que despedía con furia a los pocos que la contactaban.
La acción, que transcurre a principios de la década de los noventa, permite conocer pasajes de la juventud de Ruth como fotógrafa de guerra (personaje inspirado en la tercera esposa de Ernest Hemingway), la destreza que adquirió en aquellos tiempos para manejar un rifle, algo que sorprende a los jóvenes amigos del nieto con quien comparte fiestas, porros y bebidas. Todo gira en torno a Rampling, que expresa a la perfección la naturaleza mordaz de su personaje, sus gestos, la entonación con que lanza sus frases punzantes, el manejo silencioso de sus sentimientos y cóleras. Como contraparte, Ferrier, un joven carismático, la acompaña muy bien transitando entre el dolor, la amargura y el afecto sin caer en clichés.
“Juniper”, su título original que se refiere a las bayas de enebro, un ingrediente clave en la elaboración de la ginebra que Ruth bebe a raudales, es un film conmovedor y emotivo que zafa de ser convencional debido a la gran prestancia de la actriz de “Portero de noche” (Liliana Cavani – 1974).
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