EL SENO FAMILIAR SE TRASLADA A LA PANTALLA
Flora Martínez es una cantante y actriz nacida en Canadá que desarrolló gran parte de su carrera en Colombia, país de origen de su padre. Numerosos programas televisivos de gran éxito la tuvieron como protagonista gozando de un reconocimiento local. Su salto al estrellato internacional surgió al ser elegida, entre más de cuatrocientas aspirantes, para protagonizar la adaptación de la novela “Rosario Tijeras” del escritor colombiano Jorge Franco, la sicaria más famosa de la historia del cine.
En su debut detrás de las cámaras, Martínez elige una historia que gira en torno a una joven que padece una sordera profunda y se maneja con la lengua de señas. Roles con estas características han poblado las pantallas en los últimos años, el más recordado es la ganadora del Oscar “Coda” (Sian Heder – 2021), una “remake” de la francesa “La familia Bélier” (Eric Lartigau – 2014) en la que la única oyente de una familia de pescadores decide alejarse de su familia para seguir una carrera musical. Por lo general, los personajes que presentan esta discapacidad, son seres bondadosos que aspiran sobreponerse a la dificultad física imbuidos por un espíritu de superación a lo largo de la trama. La excepción fue el actor japonés Tomorô Taguchi en “Love Life: Lo que fuimos vive siempre” (Kôji Fucada – 2022), en la que le ponía el cuerpo a un indigente hipoacúsico mentiroso y bígamo.
En su ópera prima, la directora opta por mantener los rasgos tradicionales al retratar a Itzia, encarado por la misma Martínez, como un alma generosa, de buen corazón, trabajadora, que cuida de su padre enfermo. Está rodeada de gente que la quiere, la protege y la ayuda en sus quehaceres diarios. Los colores cálidos y brillantes junto a los paisajes luminosos que la envuelven resaltan el clima de pureza y benevolencia de las acciones.
Por otro lado, el guión parece trasladar el seno familiar a la pantalla, ya que Itzia es una mujer cacaotera que pone en primer plano un producto colombiano en contraposición a los cultivos ilegales fomentados por el narcotráfico. Casada con un productor uruguayo, lo rioplatense está presente con el personaje de Rubén, a cargo del argentino Gerardo Romano, un montevideano que tiene una casa de antigüedades en un suburbio de Bogotá y que toca el bandoneón. Al tratarse de un film que transcurre en Colombia, no podía estar ausente el realismo mágico, ya que la joven, si bien sorda, cada vez que Rubén suena su instrumento, escucha una melodía lejana que la atrapa, la posesiona y la aleja de la realidad circundante. Un hechizo seductor y misterioso que la conduce a un ansiado reencuentro.
“Itzia, tango & cacao” resalta la comunidad sorda, la producción local y la música, en este caso el tango rioplatense, como un cambio en la imagen de un país sacudido por la violencia y las drogas. Es la contracara de un mundo turbulento en el que predomina el silencio, la alegría, el trabajo y la fe de la mujer colombiana.
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