IRRESPONSABILIDADES EN TORNO AL ABORTO
En un país donde se realizan cerca de cien mil abortos por año y a tres años de haber sido aprobada la ley que los legitima, despierta curiosidad el documental de las directoras Valeria Ciceri y Marina Vota que abordan el tema a partir de sus propias experiencias.
Mientras recorren en auto la ciudad de Buenos Aires Valeria y Marina recuerdan cómo llegaron a esa situación, el por qué de la decisión que tomaron, los entretelones de la intervención médica que en sus casos particulares resultó clandestina, la comunicación a sus seres queridos y cómo las afectó atravesar por un hecho complejo. En su travesía se detienen en casas o bares donde entrevistan a otras mujeres que estuvieron en la misma condición. Más adelante la acción se traslada al norte de Italia, más precisamente a la región del lago de Como, ya que una de las directoras es oriunda de ese país. Allí se encuentra con su madre que también en su momento atravesó el mismo trance que la hija, lo que permite cotejar las distintas reacciones y cómo manejaron las notificaciones. De paso por la península, las directoras aprovechan para reportear a veteranas que en la década del setenta debían viajar a Inglaterra ya que en ese entonces no estaba legalizado el aborto en Italia.
Llama la atención el nivel educativo de las entrevistadas. No se trata de indigentes, de mujeres que no tengan acceso a medios anticonceptivos, que no cuenten con la suficiente información o que encuentren barreras para acceder a la no concepción. Tampoco, en ninguno de los casos presentados, la interrupción del embarazo responde a abusos o violencias sexuales. Si bien en una de las exposiciones se aduce la falta de recursos económicos, el estrato social en que se mueven las directoras es clase media. Sobrevuela la idea de “hijos no deseados”, como manifiesta una de las interrogadas, pero también la de irresponsabilidad de mujeres que han incurrido dos y hasta tres veces en el aborto. El trauma las afecta en distinta medida, algunas están más compungidas con secuelas irreparables, otras no parecen tan afligidas y siguen con su vida con menos cuestionamientos.
Por otro lado, no se entiende por qué no se subtituló toda la película, ya que la mitad sí lo está al hablarse un idioma extranjero. La producción contó con el apoyo del INCAA y del programa Mecenazgo de la ciudad de Buenos Aires, fondos no le faltaron para subtitular el resto. Además, parte de las escenas en Argentina encuentra a las protagonistas en un auto de espaldas a la cámara, lo que no permite hacer la lectura labial, sumado al exagerado ruido ambiental de la calle cuando expone una de las directoras con el auto detenido, impidiendo una mejor comprensión.
Luego de los créditos finales aparece una imagen con fondo verde en favor de la Ley 27610, mientras el espectador se pregunta hasta qué punto el aborto no es una forma de encubrir las problemáticas de base.
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