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EL TRIUNFO

REPRESENTACIÓN DE LO ABSURDO


“Un triunfo” es una de las tantas películas que quedaron atrapadas en medio de la pandemia. Seleccionada para participar en el Festival de Cannes 2020, su exhibición quedó trunca debido a la cancelación del evento, para ser presentada un año más tarde en otros certámenes donde recibió premios del público y a la mejor comedia. Su director, Emmanuel Courcol, incursionó primero en el teatro, para luego sumergirse en el cine ya sea como guionista (colaboró en varios de Philipe Lioret), actor de reparto y más recientemente como realizador. En su segundo largo vuelve a las artes escénicas que lo vieron crecer al tomar una historia basada en hechos reales sucedidos en Suecia en 1985, en los que el director y actor Jan Jönson puso en escena “Esperando a Godot” de Samuel Beckett con reclusos de la prisión de alta seguridad de Kumla. En este caso, Courcol traspasa las acciones a Francia en la época actual.



Lo que comienza como un taller de teatro sin demasiadas pretensiones para cultivar en los ratos libres a presos de escasa educación, se transforma en una gira teatral exitosa a lo largo y ancho del país. El profesor, un actor frustrado con problemas familiares, debe lidiar no solo con las características complejas de su alumnado que al principio toman en sorna las lecciones, sino también con las autoridades para obtener más horas de ensayo dentro del penal y obtener por parte del juez los permisos de salida de los convictos.



En una película coral van desfilando las distintas problemáticas del conjunto multicultural como un impasse entre los ensayos y audiciones. Por su estructura, se asemeja a aquellas realizaciones en las que un educador se pone al frente de aprendices voluntariosos pero incapaces, que de a poco van desarrollando virtudes que el maestro sabe captar y potenciar como en “Escuela de Rock” (Richard Linklater – 2003) o en “La melodía” (Rachid Hami – 2017), por citar algunos ejemplos. Las frustraciones se transforman en logros, el abatimiento en satisfacción, la tristeza en sonrisas.



El absurdo no solo está presente en la obra representada. Las situaciones, las contradicciones de los personajes, sus reacciones se mueven por la atmósfera onírica que caracterizan la corriente teatral de mediados del siglo pasado. Desde la propuesta inicial, las dificultades de expresión y de comunicación de los protagonistas, sumado a ciertas incoherencias, “El triunfo” refleja el comportamiento de los personajes que Beckett plasmó en sus textos. El resultado es una comedia emotiva, dinámica, no exenta de suspenso que permite reflexionar sobre el concepto del absurdo.



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