UN ÁNGEL SALVADOR
En la recordada obra de Frank Capra “Qué bello es vivir” (1946) el atribulado George Bailey, encarnado por James Stewart, consideraba la posibilidad del suicidio en la víspera de Noche Buena debido a una serie de problemas económicos. La aparición de su ángel de la guarda, le hace ver el mundo de otra manera y reconsidera su decisión. En “Las alas del deseo”, el director Wim Wenders presentaba a dos ángeles que deambulaban por la ciudad de Berlín Occidental para tratar de brindar consuelo a personajes afligidos por distintas circunstancias. Paolo Genovese, el recordado autor de “Perfectos desconocidos” (2016) en su último opus para la pantalla grande, retoma el tema de sus antecesores, basado en un libro de su propia autoría.
Cuatro personajes desahuciados con la vida deciden quitársela en una noche de lluvia. La aparición de un misterioso personaje, Toni Servillo, una especie de ángel, convoca a los fallecidos durante siete días para que analicen la posibilidad de revertir la trascendental determinación tomada, con la probabilidad de elegir un nuevo rumbo en sus respectivas existencias. A partir de esta premisa, desfilan los controvertidos personajes: Arianna, una policía nocturna separada (Margherita Buy), que perdió a su hija adolescente por una extraña enfermedad; Napoleón (Valerio Mastandrea), un mentor profesional con una cantidad importante de fieles seguidores cuya autoestima anda por el suelo; Emilia (Sara Serraiocco), una joven gimnasta que por un accidente en la barra terminó postrada en una silla de ruedas; Daniele (Gabriele Cristini), un adolescente de trece años obeso y diabético, que es obligado por sus padres a englutir grandes porciones de dulces con tal de ser estrella en las redes.
El dolor se mezcla con la sonrisa en este drama teñido de humor negro, donde las situaciones que podrían haber estado rodeadas de un tremendismo lacrimógeno, siempre tienen a mano un flanco que las suaviza. Los protagonistas, invisibles para el resto de los humanos, deambulan por la ciudad casi siempre en compañía del ángel protector, para enfrentar distintos trances de sus vidas pasadas, para intentar ordenar sus ideas y eventualmente recomponer sus futuros. Los diálogos se suceden, surgen contrapuntos entre el agente celestial y sus protegidos, dudas, disidencias, tanto en el antiguo hotel en que se alojan, en el largo peregrinar de la semana por la urbe, o bien en presencia de encuentros o ceremonias fúnebres posteriores a sus suicidios.
El limbo en el que se mueven los personajes, mezcla de realismo mágico con toques fantásticos, contribuye a facilitarles esa segunda oportunidad para despertar las ganas de permanecer en el mundo terrenal. Una película, tal vez demasiada extensa, que tiene como mérito las grandes actuaciones y que permite reflexionar sobre el destino de nuestras vidas.
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