LA FEMINEIDAD SE PASEA POR LAS COSTAS URUGUAYAS
Las madres adolescentes que al recorrer la década de los treinta siguen comportándose como tales parece ser un tema recurrente en el cine argentino de los últimos tiempos. “Blondi” (Dolores Fonzi – 2023) es una excelente comedia en la que una joven madre comparte los mismos gustos y actividades que su hijo de dieciocho años. En la tercera película de Nicolás Gil Lavedra, es Sofía Gala (Paula), de treinta y cuatro años en la ficción, la que participa de vivencias propias de una quinceañera, junto a su hija Azul (Zoe Hochbaum) de diecisiete.
Al morir Teresa, Azul descubre revisando cajones de la finada, que no era su madre sino su abuela, y que Paula no era su hermana sino su madre. Un secreto bien guardado por toda la familia para preservar la pronta maternidad de la mamá. Una vez descubierta la mentira, el film se convierte en una “road movie” en búsqueda del padre en Cabo Polonio, título que un principio le habían asignado al guión. En su recorrido tropiezan con un simpático camionero (Néstor Guzzini) que les da una mano cuando no tienen los papeles en regla para atravesar la frontera. En Montevideo visitan a una tía, la siempre eficaz Carmen Maura que derrocha afecto por todos lados. En el tramo final, dos jóvenes apuestos las conducirán en una camioneta muy cerca del tan ansiado destino. La travesía en algunos pasajes se asemeja a un spot publicitario de las playas orientales con vistas de la costanera montevideana, Punta del Este, La Pedrera (con camping y porro incluido), Valizas, que culmina con una panorámica de Cabo Polonio. Mucho mar, olas que barren la costa, puestas de sol y hasta un chivo de una confitería uruguaya.
Si algo se le agradece al director es el uso de la elipsis ya que no prolonga algo que bien se podría haber resuelto en un mediometraje. Por otro lado, la banda sonora impide por momentos la comprensión de los diálogos al sobreponer, música, lluvia y ruidos del entorno sobre los mismos. En cuanto a la relación de las protagonistas se evita la dramatización de los hechos, las situaciones surgen con naturalidad sin ningún tipo de excesos acorde con un tono distendido que acompaña todo el metraje.
En una película ciento por ciento feminista, los hombres están demás, son un cero a la izquierda, los zánganos de la colmena cuya única misión es la de procrear y luego abandonar a los vástagos. Las mujeres empoderadas se las arreglan solas y muy bien según el guión coescrito por Hochbaum junto a Gustavo Gersberg. “Como el mar” no agrega nada nuevo a los conflictivos vínculos familiares con maternidades difíciles de asumir a una edad temprana, dentro de un panorama a estas alturas saturado de temáticas que resaltan los valores femeninos. Tan solo se destacan algunas actuaciones y ciertos rubros técnicos.
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