APOSTAR A LA VIDA
Después de muchos años la actriz francesa Françoise Fabian encabeza el elenco de una película de la mano de la debutante Aurélie Saada, actriz, cantante y compositora, creadora del dúo Brigitte junto a Sylvie Hoarau. Rose (Fabian) de 78 años, acaba de enviudar, es madre de tres hijos que no las tienen todas consigo, mientras transita su duelo con desidia y amargura. Es de familia judía, oriunda de Túnez, goza de un buen pasar, aunque se encuentra un poco controlada por su hijo menor soltero (Damien Chapelle) con un juicio pendiente, que según su pensar cumple el rol de un esposo indeseado. Sarah (Aure Atika), separada con una hija que superó la adolescencia, sigue enamorada de su ex y no encuentra un rumbo en su vida. El tercer vástago es Pierre (Grégory Montel), un cirujano al frente de un largo matrimonio frustrado.
Al igual que el personaje que compuso Sylvie en 1965 en “La vieja dama indigna” de René Allio, Rose se libera del yugo del pasado (esposa y madre abnegada), comienza a disfrutar de los pequeños placeres que la vida le ofrece en sus últimos años. No se priva de nada, su consigna es: “Al diablo con la edad” y ante el menor desengaño se rehace rápidamente, dispuesta a sonreír antes que caer en la desilusión. Su accionar, despierta sorpresas y luego rechazos en su círculo íntimo, que tilda de inapropiada su conducta. Rose, con un vigor propio de alguien que disfruta mucho de su existencia, se sobrepone a los embates familiares al mismo tiempo que les abre los ojos para que la comprendan y a su vez encaucen su rumbo.
Lo que en un principio apuntaba al drama, poco a poco vira hacia la comedia con un resultado más que aceptable gracias a las muy buenas actuaciones de un elenco solvente en el que sobresale la actriz de “Mi noche con Maud” (Éric Rohmer – 1969) y un guión acertado coescrito por la misma directora junto a Yaël Langmann. “Rose” demuestra que nunca es tarde para elegir el camino de la superación, dejar los prejuicios de lado y moverse en el mundo con total independencia.
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